Anhelando nuestro arreglillo, nos cuelamos en la trastienda de la farmacia.En medio de pastillas y pociones, nos perdemos en la lujuria.Nuestras inhibiciones caen mientras nos involucramos por detrás, nuestros cuerpos se entrelazan en la encimera fría.La emoción de ser atrapados solo alimenta nuestro deseo.