Liv Revamped, una hábil masajista, estaba emocionada de tratar a su cliente a un masaje sensual. Cuando tendió a la espalda de la mujer, descubrió una necesidad húmeda: un deseo de atención. Ansiosa, Liv se entregó, lamiendo el coño del cliente con lamidas ansiosas antes de sumergirse con sus dedos. ¿El resultado? Una experiencia satisfactoria y orgásmica para todos.